Creemos que la salvación de los pecadores es puramente gratuita (Juan 3:16; Romanos 3:24; Romanos 5:1; Romanos 6:23; Efesios 2:8-9) en virtud de la obra redentora del Hijo de Dios (Lucas 10:10, Juan 3:17; Romanos 5:6-8,15-19), quien cumpliendo la voluntad del Padre (Juan 5:30; Juan 6:57; Juan 8:28-29,42; Juan 17:8,18; Juan 20:21), se hizo hombre (Mateo 1:18,25; Mateo 2:1; 1 Timoteo 3:16), viviendo sin pecado, es decir cumpliendo la Lay divina (Isaías 53:9; Lucas 23:41: Juan 8:44; 2 Corintios 5:21; Hebreos 1:6; Hebreos 4:15; Hebreos 7:26; Hebreos 9:14; 1 Pedro 1:19, 1 Pedro 2:22; 1 Juan 3:5), dando con su muerte una completa y suficiente expiación vicaria por nuestros pecados (Mateo 26:28; Hebreos 9:22; 1 Juan 2:2). Creemos que Su expiación consiste, no en poner un ejemplo con Su muerte como mártir, pero en haber hecho una sustitución voluntaria de sí mismo en lugar del pecador, el Justo muriendo por los injustos, es decir, Cristo el Señor, llevando el pecado de los hombres en su cuerpo sobre el madero (Isaías 53:5; Romanos 5:8 Gálatas 3:13; Hebreos 2:9, Hebreos 9:28; 1 Pedro 2:24; 1 Pedro 3:18). Creemos que habiendo resucitado de entre los muertos (Mateo 28:6; Hechos 2:24; Hechos 3:15; Hechos 4:33; Hechos 10:40-41; Hechos 17:3; Romanos 1:14; Efesios 1:20), se entronó en los cielos (Mateo 16:9; Lucas 22:69; Efesios 1:20) y que reúne en una Persona Admirable, las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo de manera muy excelsa las cualidades que requiere un Salvador idóneo, compasivo y omnipotente (Salmos 78:39; Salmos 100; Salmos 13; Isaías 63:9 Juan 11:35-34; Filipenses 2:9; Hebreos 4:15; Apocalipsis 5:12). Creemos que esta salvación está al alcance de todo ser humano habido y por haber y que Dios está esperando que todos, absolutamente todos, obedezcan el llamado que Él hace para Salvación ya que ésta no está limitado a un grupo selecto, pero que solo se hace efectiva para aquel que recibe por fe a Cristo como su Salvador. (Isaías 1:18; Mateo 11:28-30; Juan 3:16; Hechos 17:30; Tito 2:11, 2 Pedro 3:9).
El Oír (Romanos 10:17)
Creer (Hebreos 11:6)
Arrepentirse (Hechos 17:30)
Confesar (Romanos 10:9)
Perseverar (Mateo 24:13)
2 Timoteo 4:2-4 “2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.”
En el mundo hay muchos engañadores, que hacen mercadería o negocio con la Palabra de Dios para Su propio beneficio, y se dedican a enseñar fábulas, historias de hombres. No nos dejemos engañar por estas falsas doctrinas y sigamos la Palabra que nos dejó nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús.
2 Pedro 2:1-2 “1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,”
Te invitamos a que nos acompañes a estudiar la Palabra de Dios a través de la Biblia
Hay un solo camino para llegar a Dios:
Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi”
Y hay un solo mediador:
1 Timoteo 2:5 "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre…"
¿Cómo acercarnos a Cristo?
Romanos 10:17: "Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."
Oyendo, estudiando las Escrituras y poniéndolas en práctica en nuestro diario vivir.
Hechos 2:36-38 “36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Este es solamente el comienzo para acercarnos a Cristo, y entonces tenemos que perseverar en su doctrina hasta nuestra muerte.
Juan 14:21-24 “21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.”
Tenemos que obedecer sus mandamientos, si queremos participar del amor de Jesús y de Dios.
No son los creados por el hombre, sino los que Jesús nos dejó escritos en su palabra.
Por eso es tan necesario que estudiemos la Biblia, que es la palabra de Dios, aplicándonos la doctrina de Cristo que está en el Nuevo Testamento.
Lucas 22:20 “De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”
Juan 12:46 “Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.”
Jesús nos ha dado un nuevo pacto, un nuevo testamento en su sangre. Cuando le confesamos como nuestro único Señor y Salvador y creemos en Él en nuestro corazón, pasamos de andar en las tinieblas a la luz.